Entre 1989 y 1990, mientras estudiaba la Maestría en ESAN, todo era obligación y no había tiempo para nada: clases, lectura, trabajos en grupo, tareas, hacer turnos para las asesorías, etc. 

En medio de tanta obligación, decidí dedicar algunos minutos del día en recorrer las áreas verdes de la escuela, ahí descubrí vida: ardillas, caracoles, aves de todo tipo y tamaños, insectos de todas las clases y muchos árboles, sentándome sobre el césped por unos minutos al pie de cualquiera de ellos.

Hasta esa fecha no me había dado cuenta lo reparador que significa apoyarse en un árbol, por ello pensando en esos momentos y en homenaje a esos seres vivos, que tanto nos dan y nada nos piden, en el año 1990, al poco tiempo de culminar los estudios, escribí “Arboles”.

Los invito a escucharlo  y/o leerlo.


Lamentablemente el bosque de Esan desapareció.